ESE APARENTE DESORDEN

Viajante ignoto, unknown traveller, bienvenido quien seas, whoever you are: welcome; ésta es mi música, this is my music, y espero que te guste... and I hope you enjoy it...

Mis músicas...

Cómo cambian los tiempos, amigos... Somos muchos los tontos que tuvimos un grupo y apenas tocamos en un garito una noche por las cervezas; somos muchos los que hemos seguido comprando los discos por carretillas, a pesar de los años; tantos los que, como muchachos imberbes, y primero contra nuestros padres y ahora contra nuestros hijos, arrancamos minutos a la vida burguesa para coger nuestras Fender o nuestras Gibson, poner nuestro disco favorito e imaginar que tocamos nosotros o, incluso, los que nos atrevemos a tocar y grabar ese solo imaginario que sólo existe en la mente imaginaria del que imagina...
Cambian los tiempos, y ya no grabamos con las "cassettes", tenemos estudios (virtuales) que nos hacen creernos Brian-Enos a tiempo parcial, y podemos dar el coñazo a los amigos, a las amigas que estoicamente aguantan: Oye, mira, escucha esto, qué te parece, por lo menos suena bien, ¿no?
Pues por eso, porque cambian los tiempos, aquí mi coñazo, mi música, y amplío a todo el que quiera esta hermandad de la armonía... Aquí, en este aparente desorden, iré soltando éstas, mis músicas, para los oídos que las quieran recibir.
Paz y sexo... mientras se pueda.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Wrapped around your finger

"Wrapped around your finger" (2013). Me atrevo a colgarla para festejar la entrada de la temporada. Ya sé que mi voz es horrorosa pero seamos realistas: sois tres amigos los que miráis esto y yo me lo pasé de muerte haciéndola. Siempre me han gustado The Police pero cada vez me gustan más sus canciones meditativas, no las meramente pseudoreggaepunk, sino ésas en las que se expresaba Andy Summers con su guitarra, una de las más singulares y elegantes del Rock; él ha querido siempre ser un guitarrista de jazz y no lo hace mal, pero es en las canciones sencillas donde brilla más porque se le ocurre lo que a nadie y porque usa unos timbres alucinantes. Es una de esas extrañas conjunciones: la voz y el bajo (que se olvida) de Sting y ese batería prodigioso y raro que es Stewart Copeland. Maravillosa canción, llena de referencias cultas y misteriosa, como otras de esa época... Un beso gordo.